sábado, 11 de octubre de 2008

Globalización

Lo primero de todo es preguntarnos ¿Qué es la globalización?

Pues bien, yo la definiría como la eliminación total de la heterogénea mundial, tratando de imitar patrones y conductas propias de países como EEUU. Especialmente en el campo de la economía estableciendo un libre mercado internacional que contribuye de manera peligrosa en las desigualdades globales.

El resultado es por un lado la pérdida de identidad propia de los pueblos y la disminución de la soberanía nacional. Por otro, se han eliminado las fronteras en la economía, siendo dirigida en su conjunto bajo un sistema injusto que está aumentando las desigualdades entre pueblos y personas, impide además que las naciones afectadas puedan tomar políticas económicas diferentes a la común para paliar los problemas que este modelo genera. Además, representa una propaganda ilícita del neoliberalismo como camino “único”.

Mientras unos tienen que trabajar horas y horas, soportando el frío o el calor, enfermedades y en demasiados casos perdiendo la vida, a cambio de una pequeña parte de la ganancia generada con su producción, otros, cuya labor se limita a la inversión de capital en el mejor de los casos se lucra con la producción del obrero.

Nos dicen que con la globalización todos somos libres y soberanos. El problema de esa “libertad” y “soberanía” es que tan sólo nos presentan dos alternativas donde elegir: Ser explotados o morirse de hambre.

Se están utilizando, por beneficio económico, en la base de la producción de sus bienes, que luego nos venden, energías fósiles no renovables. Con su fabricación y difusión están acreciendo las emisiones de gases contaminantes, lo que representa un daño al ecosistema, contribuyendo así, a desastres como el cambio climático.

Pero para todo es bueno aportar datos y yo quiero aportar concretamente un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, del año 1998:
- el gasto militar en el mundo asciende a 780.000 millones de dólares, mientras que el agua y saneamiento para toda la humanidad constituiría un gasto de 9.000 millones de dólares
- conseguir enseñanza básica para toda la humanidad supondría 6.000 millones de dólares, por el contrario sólo en Estados Unidos el gasto en productos cosméticos supera los 8.000 millones de dólares.
Amén entre otras muchas barbaridades.

La conclusión que saco es que se necesita un cambio en las reglas del comercio internacional, que la globalización está monopolizando con un neoliberalismo inviable. La economía es un medio para mejorar la vida de todos, pero es eso, un medio y no un fin, como pretende ser en la visión neo-liberal, cuyo objetivo final es acumular mucho dinero para ellos, y como medio emplean el trabajo de otros.

Es necesario crear una conciencia global de trabajo común de los individuos, hay que ser conscientes de que todos tenemos un futuro común, y por tanto todos debemos de trabajar juntos por el bien de ese futuro, donde podemos recoger todos los beneficios de lo que todos juntos, a nivel global, hemos producido. Sustituyendo a la conciencia egoísta e individualista del capital.

Es una realidad que se necesitan unas políticas internacionales más solidarias más coorparativistas y con una ética capaz de reconocer la corresponsabilidad que tenemos los países más ricos en colaborar activamente en el desarrollo económico de los paises más pobres.

viernes, 10 de octubre de 2008

Bien por el TC, mal por España

Cuanta ha sido mi alegría al saber que el Tribunal Constitucional pretende evitar que Cataluña negocie la financiación autonómica de forma bilateral con el gobierno de ZP. Además, ratificará la lealtad de Cataluña con la soberanía conjunta de todos los españoles y limitará la obligación de aprender catalán.

Los catalanes han de entender que su futuro es España, desde el respeto a su identidad, como a las demás, que forman esa heterogénea que tanto engrandece a España, aceptando sus diferencias y ser consecuente en su defensa y difusión. Pero todo eso son políticas secundarias, la soberanía nacional es lo que está en entredicho.

Por muy diversos que sean los pueblos de España, no son menos españoles por ello, España va más allá de conceptos políticos que están condicionados por el gobierno de turno. La diversidad hay que entenderla como una riqueza en la unidad, no como un motivo de conflicto.

Ahora cabe destacar la hipocresía de los separatismos, de izquierdas, que defiende la diversidad en la sociedad, aceptando a los inmigrantes que vengan a nuestro país, cosa que me parece muy bien. Piden convivir entre diversas razas, pero se niegan a convivir entre diferentes culturas ¿acaso tiene alguna lógica?

Ninguna. La Unidad de España ha sido mal defendida por unos, por su anti-patriotismo, y por los otros, por su mala visión del patriotismo, excluyente y burguesa. Eso hace que ningún pueblo, ninguno en verdad, pueda sentirse cómodo, identificado, o integrado en la nación común. Algunos, ante el panorama, se apoyan en sus diferencias para abandonar un barco que se hunde.

Los españoles tenemos gran parte de culpa en el aumento del separatismo en los diversos pueblos de España, por nuestra ignorancia y nuestra pasividad. Sólo se convatirá a los separatismos ofreciendo una España digna de la que formar parte.

La resolución que presentará el TC sobre la inconstitucionalidad del Estatut ayudará a retrasar el problema, a dar tiempo a la reacción. El separatismo sigue creciendo y España observa pasiva, esto ya está ocurriendo también en Vasconia o Andalucía. Si queremos frenar el separatismo, el primer paso es sustituir el concepto materialista y neo-liberal que se le ha impuesto a España por el espiritual e ilusionante proyecto de unidad en la España sindical, solidaria, de igualdad y justicia social.

El Tribunal Constitucional nos ha sacado las castañas del fuego esta vez, pero no podemos esperar que esto ocurra siempre, tenemos, todos los españoles, la obligación de trabajar por la unidad común y el Estatut ha sido un aviso.