viernes, 10 de octubre de 2008

Bien por el TC, mal por España

Cuanta ha sido mi alegría al saber que el Tribunal Constitucional pretende evitar que Cataluña negocie la financiación autonómica de forma bilateral con el gobierno de ZP. Además, ratificará la lealtad de Cataluña con la soberanía conjunta de todos los españoles y limitará la obligación de aprender catalán.

Los catalanes han de entender que su futuro es España, desde el respeto a su identidad, como a las demás, que forman esa heterogénea que tanto engrandece a España, aceptando sus diferencias y ser consecuente en su defensa y difusión. Pero todo eso son políticas secundarias, la soberanía nacional es lo que está en entredicho.

Por muy diversos que sean los pueblos de España, no son menos españoles por ello, España va más allá de conceptos políticos que están condicionados por el gobierno de turno. La diversidad hay que entenderla como una riqueza en la unidad, no como un motivo de conflicto.

Ahora cabe destacar la hipocresía de los separatismos, de izquierdas, que defiende la diversidad en la sociedad, aceptando a los inmigrantes que vengan a nuestro país, cosa que me parece muy bien. Piden convivir entre diversas razas, pero se niegan a convivir entre diferentes culturas ¿acaso tiene alguna lógica?

Ninguna. La Unidad de España ha sido mal defendida por unos, por su anti-patriotismo, y por los otros, por su mala visión del patriotismo, excluyente y burguesa. Eso hace que ningún pueblo, ninguno en verdad, pueda sentirse cómodo, identificado, o integrado en la nación común. Algunos, ante el panorama, se apoyan en sus diferencias para abandonar un barco que se hunde.

Los españoles tenemos gran parte de culpa en el aumento del separatismo en los diversos pueblos de España, por nuestra ignorancia y nuestra pasividad. Sólo se convatirá a los separatismos ofreciendo una España digna de la que formar parte.

La resolución que presentará el TC sobre la inconstitucionalidad del Estatut ayudará a retrasar el problema, a dar tiempo a la reacción. El separatismo sigue creciendo y España observa pasiva, esto ya está ocurriendo también en Vasconia o Andalucía. Si queremos frenar el separatismo, el primer paso es sustituir el concepto materialista y neo-liberal que se le ha impuesto a España por el espiritual e ilusionante proyecto de unidad en la España sindical, solidaria, de igualdad y justicia social.

El Tribunal Constitucional nos ha sacado las castañas del fuego esta vez, pero no podemos esperar que esto ocurra siempre, tenemos, todos los españoles, la obligación de trabajar por la unidad común y el Estatut ha sido un aviso.

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